Mañana, tarde y noche
¿Cuántos momentos vivimos en el baño? La verdad es que pasamos por el cuarto de baño un montón de veces al día. A veces no le damos importancia a la infinidad de cosas que hacemos en el baño; pero lo cierto es que es uno de los rincones donde más tiempo pasamos. Vamos a ver unos cuantos momentos de estos…
Por las mañanas, el cuarto de baño es el corazón de la actividad. Suena el despertador y el primero que se levanta ocupa el baño. Caras de sueño y despeinados; como cada mañana. Para despejarnos y dejar atrás la morriña matutina una buena ducha. Hay quien la prefiere casi fría… para despejarse y empezar con energía. Y hay quien la prefiere calentita y reconfortante, que luego el día se hace muy largo.
Prisas matutinas, relax vespertino
Y antes de irnos a trabajar, volvemos a pasar por el cuarto de baño. Para ratificar que no se ha movido ni un pelo del peinado y que el maquillaje sigue perfecto. O para asegurar que la corbata sigue con el nudo impecable y conjunta genial con la camisa. Y si hay niños pequeños en casa, el último pipí antes de ir al cole.
Las tardes es cuando vuelve a llenarse la casa, y el baño es el centro del bullicio y la actividad. Con peques en casa la hora del baño es una fiesta: carrerillas por el pasillo, pequeñas batallas por enjabonarse antes, guerras de agua, secarse el pelo para no pillar un resfriado… El cuarto de baño suele acabar patas arriba… toallas por el suelo, ropa desparramada, el espejo empañado, el suelo mojado… ¡Pobre cuarto de baño, que poco considerados somos!
Si el día ha sido agotador, el baño se convierte en nuestro spa… Velas aromáticas, música suave, la bañera llena de agua calentita con sales de nuestro aroma favorito; o el agua de la ducha en nuestra espalda… Si además, podemos disfrutar de un masaje entonces ya ¡casi tocamos el cielo! Un remanso de tranquilidad para cuerpo y mente.
Y es que el cuarto de baño es algo más que una estancia de casa; forma parte del corazón y el alma de nuestro hogar.
